Lagunas de Ozogoche


Lagunas de Ozogoche 

Las lagunas de Ozogoche, que en quichua significa Deseoso de comer carne, son una colección de unas cuarenta y cinco lagunas o lagos, dentro del Parque Nacional Sangay, en la provincia de Chimborazo. Veinte kilómetros al sur de Guamote y 36 kilómetros al este de la localidad de Palmira, estas lagunas son un gran ejemplo de la remota y vasta belleza natural del Ecuador. Las lagunas están a una altitud de unos 3700 metros, en medio de los paramos y entre las altas cumbres de los Andes del sur del Ecuador.
Las Lagunas de Ozogoche, son también muy conocidas por la observación de aves. Tal vez el aspecto más legendario de las Lagunas de Ozogoche, es que cuenta con uno de los fenómenos más desconcertantes del mundo natural.





 


LA LEYENDA DE OZOGOCHE Y LOS AVES MIGRATORIOS




Todo empieza cuando dos personajes ilustres: Pedro Vicente Maldonado (ecuatoriano que trabajó con la Misión Geodésica Francesa) y La Condamine (destacado científico francés) presentan la asombrosa leyenda de la laguna de Ozogoche y el sacrificio de las aves. Poco a poco aparecen personajes como Taita José , su compadre Juan y sus respectivas familias que van narrando la historia de su viaje hacia las enigmáticas lagunas , ubicadas en el Chimborazo.

El silencio, cómplice de la naturaleza, precede el tributo especial que se rinde a los cuvivíes, aves de los páramos andinos ecuatorianos que se precipitan a las gélidas aguas. Nadie sabe con exactitud por qué estas criaturas deciden voluntaiamente lanzarse a la laguna y morir el 23 de septiembre. Cuentan los abuelos, que hace muchos años llegaban con el frío viento, la niebla y la lluvia, muchas veces acompañados de truenos y relámpagos. Llamaban la atención por su gorjeo especial, doloroso y lastimero que parecía decir cuvi-cuvi.
Cientos de historias se han escrito sobre este acontecimiento. Y cada fecha, las comunidades indígenas organizan festivales para mirar el suicidio de las aves. Varias organizaciones realizan artesanías para llenar de colorido el lugar y atraer a más turistas cada año, que no solo llegan del Ecuador sino de otros países.

Allí les explican que los cuvivíes son pájaros migratorios que al pasar por la laguna de Ozogoche se lanzan en picada al agua para morir. La gente del lugar piensa que este fenómeno, que ocurre una sola vez al año, es un inexplicable acto suicida colectivo que constituye una ceremonia única al milagro de la vida.

La opinión de los científicos es diferente. Su teoría es que la trágica decisión de las aves de lanzarse a las heladas aguas del lugar se da por su exagerado agotamiento, ya que vuelan desde Canadá hasta la Patagonia. Su cuerpo no resiste más.

Amanece en la laguna más grande del complejo lacustre de Ozogoche, ubicado en el cantón Alausí de la provincia de Chimborazo. Los cuerpos de las aves que murieron en sus aguas ya han sido recolectados por la gente del lugar para comérselos. Este es un don que la naturaleza otorga a las comunidades y por eso, hay que dar gracias. Esa especie de ‘suicidio colectivo’ de centenas, de miles de aves se cumple cada año entre agosto y principios de octubre. Son especímenes que viajan unos 4.600 kilómetros desde Norteamérica y que, agotadas, se arrojan al agua, donde mueren por el frío.

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/regional-centro/1/los-cuvivies-volvieron-a-ozogoche-para-cumplir-su-ancestral-cita-con-la-muerte
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Amanece en la laguna más grande del complejo lacustre de Ozogoche, ubicado en el cantón Alausí de la provincia de Chimborazo. Los cuerpos de las aves que murieron en sus aguas ya han sido recolectados por la gente del lugar para comérselos. Este es un don que la naturaleza otorga a las comunidades y por eso, hay que dar gracias. Esa especie de ‘suicidio colectivo’ de centenas, de miles de aves se cumple cada año entre agosto y principios de octubre. Son especímenes que viajan unos 4.600 kilómetros desde Norteamérica y que, agotadas, se arrojan al agua, donde mueren por el frío.

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Amanece en la laguna más grande del complejo lacustre de Ozogoche, ubicado en el cantón Alausí de la provincia de Chimborazo. Los cuerpos de las aves que murieron en sus aguas ya han sido recolectados por la gente del lugar para comérselos. Este es un don que la naturaleza otorga a las comunidades y por eso, hay que dar gracias. Esa especie de ‘suicidio colectivo’ de centenas, de miles de aves se cumple cada año entre agosto y principios de octubre. Son especímenes que viajan unos 4.600 kilómetros desde Norteamérica y que, agotadas, se arrojan al agua, donde mueren por el frío.

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Amanece en la laguna más grande del complejo lacustre de Ozogoche, ubicado en el cantón Alausí de la provincia de Chimborazo. Los cuerpos de las aves que murieron en sus aguas ya han sido recolectados por la gente del lugar para comérselos. Este es un don que la naturaleza otorga a las comunidades y por eso, hay que dar gracias. Esa especie de ‘suicidio colectivo’ de centenas, de miles de aves se cumple cada año entre agosto y principios de octubre. Son especímenes que viajan unos 4.600 kilómetros desde Norteamérica y que, agotadas, se arrojan al agua, donde mueren por el frío. A las 10:00 aparece una comitiva conformada por la presidenta de las Comunidades Indígenas de Chimborazo, Delia Caguana, quien dirigirá el ritual de agradecimiento, y otras personas entre turistas, curiosos, devotos de la ancestralidad o simplemente acompañantes. Deben ingresar a la laguna, que es territorio sagrado y, por lo tanto, es necesario pedir permiso y, al mismo tiempo, agradecer los dones ofrecidos por la naturaleza. De acuerdo con el calendario religioso indígena, hasta diciembre nos encontramos en la época del Kuya Raymi, festividad dedicada a la fertilidad tanto de la tierra como de las mujeres. Por tanto, hay motivos de sobra para celebrar. Tomada de las manos con otros participantes, la mashi Caguana se adentra en las aguas de la laguna, a pesar del cortante frío. Quienes se quedan en la orilla también participan a su manera: con cuernos y caracolas invocan a los vientos. Un chamán murmura, agradecido, hacia la laguna. Cuando Caguana sale de las aguas, el chamán bendice a quien se lo solicite: lo hace besar el fuego, le dirige palabras de aliento y buenaventura, invocando al Señor y a la Pacha Mama. Ángel Charicanto, el chamán, quien también es presidente de la Unión de Comunidades Indígenas Zona Alta de Ozogoche, pregunta a cada uno de los creyentes qué desea, qué le pide a las fuerzas de la tierra. Unos piden salud, otros, trabajo; se trata de pedidos sinceros y sencillos. ¿Qué más necesita el hombre sino esos dones? El viento sopla y la comitiva se encamina hacia una explanada alejada de la laguna para empezar el Festival de Culturas Vivas. Luego del ritual viene la celebración, el encuentro de culturas de Ecuador, México, Bolivia y Perú, hermanas entre sí por la tradición. Bailes típicos de cada país son presentados a los asistentes que han llegado hasta esas lejanías para mirar, descubrir. ¿De dónde, de pronto, salió tanta gente? Quienes suben a las lagunas de Ozogoche lo hacen desde las comunidades aledañas, gente de la ciudad, incluso habitantes del extranjero. Algunos se dejan tentar y recorren los caminos y terrenos de chaquiñanes a caballo, que se pueden rentar en el área. Los comuneros que han llegado también tienen la posibilidad de ganar algo de dinero pues comercian con tejidos, comida, un café para el frío —intenso y único— del páramo ecuatoriano. Pero si el paisaje es único, no lo es el sentimiento de celebración y de devoción hacia las tradiciones. Uno de los participantes del ritual de purificación en la laguna es un ciudadano peruano, Leonardo Alegre, que también compartió su teatro durante el Festival. Estas manifestaciones culturales —dice— se dan en toda Latinoamérica; los países son hermanos en tradiciones, en historia, y algún día podrán ser uno solo, como ocurría antiguamente. De alguna forma, todos los bailes que se presentan parecen uno solo; desde la danza azteca engalanada con altísimos penachos de plumas, hasta los bailes bolivianos con lentejuelas. Hay diversidad, pero, al mismo tiempo, una especie de unidad, de comunión entre pueblos. Al final, esa unión se muestra en la minga para dejar limpio el lugar cuando la fiesta termina. Estamos en un lugar sagrado y así hay que mantenerlo, con respeto. Se le pidió autorización a la laguna, a los seres de la naturaleza, para ingresar a ese territorio; entonces, hay que honrar esa admisión y dejar tal como antes de que los pies de los hombres llegaran. Atardece en la laguna Cubillín. El viento sopla fuerte, formando olas. La gente se retira, de a poco, con pasos lentos, antes de que caiga la lluvia. Es largo el camino de vuel

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Amanece en la laguna más grande del complejo lacustre de Ozogoche, ubicado en el cantón Alausí de la provincia de Chimborazo. Los cuerpos de las aves que murieron en sus aguas ya han sido recolectados por la gente del lugar para comérselos. Este es un don que la naturaleza otorga a las comunidades y por eso, hay que dar gracias. Esa especie de ‘suicidio colectivo’ de centenas, de miles de aves se cumple cada año entre agosto y principios de octubre. Son especímenes que viajan unos 4.600 kilómetros desde Norteamérica y que, agotadas, se arrojan al agua, donde mueren por el frío.

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